pasitoapasito: NUESTRA AMIGA DE COMPRITAS PARA LOS PEQUES NOS CUENTA...

Cuando los responsables de una firma de la que eres habitual cliente y admiradora te proponen colaborar con ellos, en este caso escribiendo en su blog, la autoestima te sube, te hace una ilusión enorme y te sientes profundamente afortunada. Por ello, lo primero que haces es expresar tu más sincero agradecimiento. Así lo hice en su día y ahora lo vuelvo a hacer: GRACIAS.

Una vez superada esta primera parte de “subidón” viene una segunda fase que es la de inseguridad y terror. Te asaltan las dudas siendo la primera de ellas si serás capaz de estar a la altura de las circunstancias. Aunque estás segura de que no lo estarás aceptas el cometido porque, entre otras muchas cosas, eres una insensata y te convences a ti misma de que si te lo han pedido es porque confían en ti y creen que lo puedes hacer. Te sientes valorada y revives la fase del “subidón”.

Sin embargo, éste se extingue como por arte de magia cuando abres el Word y, por más que lo intentas, no sale ni una sola palabra de tu teclado. Por más vueltas que le das no se te ocurre nada, te ha bloqueado el miedo escénico y, sobre todo, la idea errónea de que Pasito a Pasito es una marca para bebés y tus hijos –que suelen ser tu musa- ya no lo son… Quiero decir que ya no son bebés pues musa siempre lo serán… supongo.

Y, de repente, te das cuenta: tú has sido una fanática de Pasito y hay mil cosas que puedes contar.
Puedes contar, por ejemplo, que descubriste la marca cuando tu hija mayor acababa de nacer y, aunque iba todavía en el cochecito, compraste un sonajero para la silla de paseo –que estrenarías meses después- y que ha estado rodando por casa hasta que has hecho la última limpieza general, es decir, hasta hace cuatro días. Eran unos patitos amarillos con gorrito marinero que, al apretarles la tripa, hacían cuá-cuá. Estuvieron un par de años enganchados a la sillita de la niña y, después, han paseado arriba y abajo atados a la sillita de su muñeca. Sillita, por cierto, regalo de su abuela y de la marca La Nina.
Puedes contar también que tienes los cajones de la casa, incluidos los de la cocina, llenos de unos organizadores de cuadros que consiguen disimular el desorden innato que padeces y a aliviar tu conciencia.
Puedes contar también que todas las semanas mandas a tus hijos a sus actividades extraescolares con unos petates -de cuadros para ellos y de estrellas para ella- que son uno de los mejores regalos que te han hecho por ser bonitos y tremendamente prácticos.

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Puedes contar también que uno de tus bolsos favoritos, el que llevas todos los días al trabajo, es una bolsa de maternidad de ante de la firma que te encanta porque a ti te gustan los bolsos grandes y porque está llena de bolsillos y compartimentos en los que meter las miles de cosas, necesarias e innecesarias que llevas siempre contigo.

Un claro indicador de que en mi bolso siempre hay cosas innecesarias es el hecho de que la bolsa, a pesar de que mi hijo pequeño ya tiene siete años, sigue teniendo su cambiador.
Y, por supuesto, puedes contar que te chifla la nueva colección de bolsas y complementos Lili que ya has visto en alguna tienda. Que te gusta tanto que podría hacer que te replantearas una nueva maternidad pero que no lo vas a hacer porque, con la edad, te estás volviendo una mujer medianamente sensata.

Entonces te alegras de no tener que comprar nada porque hubiera sido muy difícil escoger entre uno de los dos colores en los que se ha lanzado la nueva colección pues te gusta tanto el beige como el gris que son, desde hace un tiempo, tendencia en lo que a complementos para el bebé se refiere.

Y te das cuenta de que quien verdaderamente se alegraría de no tener que comprar “útiles” para el bebé es el padre de tus hijos quien, conociéndote, es completamente consciente de que tú no te ibas a conformar con una bolsita y una colchoneta para la silla. Él sabe perfectamente que tú te hubieras comprado toda la colección: la bolsa para la clínica, la bolsa para el cochecito, la bolsa para los viajes, el cambiador, el neceser, el saco para el coche, la funda para la silla y, por supuesto, el osito de peluche que para eso eres una loca los ositos de peluche.